Como decimos en España a cada cerdo le llega su San Martín, que traducido vendría a ser algo como: los hijos de puta también se mueren.
Ya se que este blog esta dedicado a la solidaridad con México, pero creo necesaria una breve mención al tito Augusto: anda y púdrete en los anales de la historia donde nadie te recuerde.
El problema esta en que, a parte de ser un personaje “inolvidable”, consiguió marcharse con mas gloria que pena, sin juicio, ni condena. Y mientras tanto, un listado interminable de chilenos muertos, “desaparecidos”, y represaliados, esperan la justicia póstuma; el reconocimiento de la verdad, y la dignificación que se merecen como victimas de cientos de victimarios mas o menos anónimos ( o demasiado conocidos como para ser nombrados).
Con un poco de suerte, el derecho a la memoria se vera satisfecho antes que en España, y, quizás, las compensaciones morales lleguen a ser verdaderamente efectivas. Pero los muertos, muertos son, y las madres sin hijos, y los hijos sin padres, y los hermanos separados, y lo niños robados, aun tienen mucho que decir, estén donde estén.
Pero la sombra de Pinochet es alargada, y son muchas los espectros del pasado que siguen manejando las sogas, mas que los hilos, de un Chile que se enfrenta a sí mismo partido por la mitad: de un lado quienes le lloran, del otro los demás.
Supongo que a Chile le ha llegado la hora de los fantasmas, donde los muertos antaño acurrucados en la memoria mas consciente y dolorosa, salen de los escondites del miedo para ser reivindicados por familiares y amigos. Es ahora cuando se verá el “talante” de la joven democracia chilena, y donde el camino de la verdadera libertad y justicia tendrá que recorrerse, paso a paso, piedra a piedra, tumba abierta a tumba abierta.
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